La función del envase desechable es la de conservar el alimento por un periodo de tiempo limitado, con unas propiedades y un entorno controlado que en el momento de su apertura se alteran y desparecen.
Tanto los materiales como los espesores en los que están fabricados no soportan los requerimientos profesionales a los que están sometidas las piezas.
Aunque el material utilizado tenga la aptitud para estar en contacto con los alimentos, deberán de asegurarse el cumplimiento de las restricciones establecidas por las distintas directivas para el contacto alimentario.
Una vez finalizado el uso principal del producto (envase o recipiente) y cuando se destina a otros usos, este puede desprender aditivos y sustancias que migren al alimento ya que se está haciendo un uso incorrecto del artículo.
Los mínimos espesores de pieza trabajados en estos recipientes hacen que sea más fácil que se produzca una rotura por impacto o por choque térmico al pasar de temperaturas muy frías a temperaturas muy calientes en un tiempo muy corto.
Estos trozos de pieza desprendidos de la rotura, pueden afectar a la calidad alimentaria del producto, corriendo el riesgo de ser ingeridos por los comensales. (Contaminación por agentes físicos).
El lavado no soportan ni algunos disolventes químicos ni las temperaturas de los ciclos de limpieza.